"No te ruego, que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, así como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos con tu verdad. Tu palabra es la verdad." San Juan XVII, 15.
"Las cosas de éste mundo fueron dadas al hombre para que le ayuden a conseguir el fin, que de ellas tanto debemos usar cuanto sirven al fin, y tanto dejar o quitar cuanto nos impiden." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales.
"El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales.
"Y si distribuyere todos mis bienes en dar de comer a pobres, y si entregare mi cuerpo para ser quemado, y no tuviere caridad, nada me aprovecha." Corintios XIII, 3.
"Cuando tu corazón caiga, levántalo suavemente, humillándote mucho en la presencia de Dios con el conocimiento de tu miseria, sin asombrarte de tu caída, pues no es de admirar que la enfermedad sea enferma, la flaqueza sea flaca y la miseria miserable." San Francisco de Sales.
"¡Tarde te amé, Belleza siempre antigua y siempre nueva! Tarde te amé. Tu estabas dentro de mí, pero yo andaba fuera de mí mismo, y allá afuera te andaba buscando." San Agustín, Confesiones, libro X, capitulo XXVII.
"Hijitos míos, no amemos de palabra, ni de lengua, sino de obra, y de verdad... Y el que guarda sus mandamientos, está en Dios, y Dios en él, y en esto sabemos que él permanece en nosotros por el Espíritu que nos ha dado." 1ª San Juan III, 18-24.
"Descubre al Señor tu camino, y espera en Él; y Él hará. Y pondrá en claro como la luz tu justicia, y tu buena causa como el mediodía. Está sujeto al Señor, y hazle oración." Salmo XXXVI, 5.
"¿Cuándo, cuándo acabaré de decidirme? ¿Lo voy a dejar siempre para mañana? ¿Por qué no dar fin ahora mismo a la torpeza de mi vida?" San Agustín, Confesiones, capítulo XII, página 154.