"Vestíos la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque nosotros no tenemos que luchar contra la carne, y la sangre: sino contra los principados, y potestades, contra los gobernadores de estas tinieblas del mundo, contra los espíritus de maldad en los aires." Efesios VI, 11.