Pensamientos #Fe

"Tú estabas dentro de mí, pero yo andaba fuera de mí mismo, y allá afuera te andaba buscando." San Agustín, Confesiones, libro X, capítulo XXVII.

"Cristo quiso padecer y ser despreciado, ¿y tú te atreves a quejarte de alguna cosa? Cristo tuvo adversarios y murmuradores, ¿y tú quieres hacer a todos amigos y bienhechores?" Imitación de Cristo II, I, 5.

Tenemos la libertad de los hijos de Dios, la oportunidad de llevar nuestra cruz a cuestas, de vivir la voluntad de Dios de manera propositiva, con propuestas saludables, con ánimo, inteligencia, y determinación de fructificar los dones y talentos que hemos recibido.

"¿Quién es el que tiene todas las cosas a medida de su voluntad? Ni yo, ni tú, ni hombre alguno sobre la tierra." Imitación de Cristo I, XXII, 1.

"Estad firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de servidumbre." Gálatas V, 1.

"Las cosas de éste mundo fueron dadas al hombre para que le ayuden a conseguir su fin, que de ellas tanto debemos usar cuanto sirven al fin, y tanto dejar o quitar cuanto nos impiden." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales.

"Buscad pues primeramente el reino de Dios, y su justicia: y todas estas cosas os serán añadidas. Y así no andéis cuidadosos por el día de mañana. Porque el día de mañana a sí mismo se traerá su cuidado. Le basta al día su propio afán." San Mateo VI, 33.

"El hombre no puede salir de la siguiente alternativa: o se somete a Dios o queda sometido al diablo". Michael Schmaus, Teología Dogmática, tomo II, § 124, página 274.

"A este modo debes tú entrar en el secreto de tu corazón, pidiendo con eficacia el socorro divino." Imitación de Cristo III, XXXVIII, 2.

"Porque siete veces caerá el justo, y se levantará: mas los impíos se precipitarán en el mal." Proverbios XXIV, 16.

"El hombre bueno y pacífico todas las cosas echa a la buena parte. El que está en buena paz, de ninguno sospecha." Imitación de Cristo II, III, 1.

"Luego mi fin no son precisamente las riquezas, los honores, las delicias; representar un papel brillante en el mundo, lucir, gozar, sino principalmente y ante todo servir a Dios; y servirle, no a mi antojo y capricho, sino como Él quiere que le sirva." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales.