06 Jul
06Jul

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, en este mundo de incertidumbres, de cambios repentinos, de falta de valorización de nuestros esfuerzos, debemos crear las condiciones, donde podamos asegurar en cuanto la humana naturaleza lo permite, una vida católica, es decir, debemos trabajar en tener un espacio seguro, un estilo de vida que nos permita la permanencia en estado de gracia, lo cual incluye un lugar físico, hábitos saludables, horario de vida, amistades sanas, lectura espiritual, y demás componentes que aseguren nuestra amistad con Dios nuestro Señor. 

Es muy difícil que todo se presente de inmediato y a nuestro gusto, pero poco a poco, con el espíritu de Cristo que anime nuestras obras, iremos generando una atmósfera favorable, pero debemos iniciar por aprender a vivir católicamente, lo demás se dará por añadidura. 

"Y triunfe en vuestros corazones la paz de Cristo, en la que también fuisteis llamados en un cuerpo, y sed agradecidos." Colonenses III, 15.

Esto no significa, que estaremos ausentes de penalidades, tristezas, dificultades o altibajos, los cuales son propios de la vida humana, pero sí, tener el fundamento del motivo de nuestra estadía en la tierra, de la esperanza en la vida eterna, de la fe en la vida sobrenatural; en síntesis, configurarnos con Cristo en nuestra vida ordinaria. 

La vida de los Santos nos enseña, como seres humanos como nosotros, con nuestras limitaciones naturales, alcanzaron la bienaventuranza eterna en el cumplimiento de sus obligaciones de estado, en su vida ordinaria, en su vocación particular; por ello es conveniente, tener un Santo de devoción particular, conocer su vida, invocarlo con frecuencia, encomendarle nuestras empresas, esperar en su intercesión.   

Lo importante es no desesperarnos, trabajar cada día en configurar nuestra vida con Cristo, "colocar un ladrillo cada día", que al fin de nuestra vida podamos apreciar nuestro esfuerzo cotidiano; y no desanimarnos ante los pocos resultados que podamos alcanzar o incluso ante los retrocesos, fracasos y errores que cometamos, la vida espiritual no es ascendente siempre, hay ocasiones en que para subir se tiene que descender. 

"Nosotros concebimos la vida espiritual muy a nuestro modo, es decir, de una manera muy humana, sobre todo en los principios, cuando no tenemos ninguna experiencia de ella. Nos imaginamos que es una vida siempre ascendente, en la que siempre se sube y nunca se baja, y no nos damos cuenta de que en la vida espiritual, como en toda vida humana, tiene que haber altas y bajas." Mons. Luis María Martínez, "Vida Espiritual".

Es la suma de pequeños esfuerzos lo que da por resultado una vida plena, acomodada a nuestras circunstancias individuales, a nuestros dones y talentos, acorde a nuestra vocación; con sus éxitos y fracasos, sus aciertos y caídas, van formando el bagaje de experiencia de nuestra vida, lo cual unido a la gracia de Dios nuestro Señor, a la perseverancia, van dando como resultado lo que somos con nuestras particularidades.

Roguemos a la augusta Madre de Dios, nos conceda la fortaleza para perseverar en la vida espiritual, los dones del Espíritu Santo que nos iluminen, la determinada determinación para darle sentido católico a nuestra vida. 


Dios te bendiga.



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