Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, ante los acontecimientos al exterior de nosotros, ante las dificultades y problemas de la vida cotidiana, primero está la relación con nuestro Creador, debemos iniciar por vivir en gracia de Dios, por ordenar nuestra vida y costumbres, por establecer los medios conducentes para nuestra eterna salvación.
"Ponte primero a ti en paz, y después podrás apaciguar a los otros. El hombre pacífico aprovecha más que el muy letrado. El hombre apasionado aun el bien convierte en mal, y de ligero cree lo malo." Imitación de Cristo II, III, 1.
Toda persona tiene sus necesidades, pero una es fundamental: vivir en gracia de Dios, ser templo vivo de la Santísima Trinidad, llevar el buen olor de Cristo, asegurar por nuestra vida y costumbres la bienaventuranza eterna, sosteniendo el buen combate, principio y fundamento de nuestra vida en la tierra, a saber: "El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales.
¿Cómo vivir en paz siendo enemigo de Dios por el estado habitual de pecado mortal? La paz verdadera es fruto de la presencia de Dios en nuestra alma, es consecuencia de la gracia, ¿cómo buscar la paz verdadera viviendo habitualmente en pecado mortal? ¿Cómo desear la paz apartado de Dios?...
"La paz os dejo, mi paz os doy: no os la doy yo como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón, ni se acobarde." San Juan XIV, 27.
De aquí se infiere, la fe que debemos de tener al sacramento de la confesión, la humildad para reconocer nuestros errores, y hacer examen de conciencia, el propósito de enmienda, la devoción a la santa Misa, y a la sagrada Comunión, poner nuestro mejor esfuerzo por resguardar la gracia de Dios en nuestra vida, fortalecernos en las virtudes que más hemos menester, identificar los peligros, y zonas de riesgo para nuestra vida espiritual.
Ocuparnos de nuestra salud espiritual, esmerarnos en protegernos de la corrupción del mundo, acrecentar la gracia que hemos recibido, a fin de poder cumplir con el motivo de nuestra estadía en la tierra; iniciar por nosotros, cuidarnos a nosotros, vigilarnos, y nuestro entorno cambiara en la medida que nos acerquemos a Dios nuestro Señor.
"Buscad pues primeramente el reino de Dios, y su justicia: y todas estas cosas os serán añadidas. Y así no andéis cuidadosos por el día de mañana. Porque el día de mañana a si mismo se traerá su cuidado. Le basta al día su propio afán." San Mateo VI, 33.
Roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne bendecirnos para ocuparnos de nuestra vida, para ser templo vivo de la Santísima Trinidad, para vivir de tal manera que alcancemos la eterna bienaventuranza.
“Vivamos bien, y serán buenos los tiempos. Los tiempos somos nosotros; como somos nosotros, así son los tiempos.” San Agustín, sermón LXXX.