Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, hemos de procurar iniciar nuestro día con la oración, con el diálogo con el Autor de nuestra vida, dando gracias por el nuevo amanecer, pidiendo las gracias que hemos menester, ofreciendo nuestra jornada para mayor gloria de Dios; pero como usualmente sucede, las prisas, las carreras, suelen estropear la vida de unión con nuestro Señor, por esto, un buen día se inicia desde la noche anterior, durmiendo a buena hora, alistando las cosas para el día siguiente, proponer los puntos de la meditación, y por supuesto, habiendo hecho el examen de conciencia de la jornada que termina.
Como siempre, hay eventualidades en que se puede alterar nuestro horario, pero debemos procurar que no sea la regla, sino la excepción; realmente podemos llevar una vida de unión con Dios nuestro Señor, conforme a nuestro estado y condición, pues el llamado a la perfección es para todos los hombres, solo basta nuestra voluntad y hacer lo que está de nuestra parte.
"A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a cuantos le recibieron, les dió poder de ser hechos hijos de Dios, a aquellos que creen en su nombre: los cuales son nacidos no de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios. Y el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros: y vimos la gloria de él, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad." San Juan I, 11.
Dios nos llama a la bienaventuranza eterna, nos convoca a vivir en su amistad, a morar eternamente en el cielo, solo nos pide el traje nupcial, el estado de gracia que nos constituye en templos vivos de la augusta Trinidad, es un llamado para el cual hemos sido creados, es la razón de nuestra existencia, el motivo de nuestra vida, el fundamento de nuestra estadía en la tierra.
"La gracia santificante convierte al justo en templo del Espíritu Santo. (sentencia cierta)" Ludwig Ott, manual de teología dogmática, página 396.
"¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?" Corintios III, 16.
"¿No sabéis, que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?" Corintios VI, 15.
El fundamento de nuestra vida definitivamente es Dios, nuestra parte más noble es el alma espiritual, que por la gracia santificante, nos convierte en templo del Espíritu Santo; y de aquí el amor de caridad que debemos tenernos, amarnos como miembros de Cristo, respetarnos porque habita en nosotros el Autor de nuestra vida, esta es la mayor dignidad sobre la tierra.
Por esto nuestro corazón no se sacia con los bienes de la tierra, por esto tiene sed de felicidad, aspira por naturaleza a la unión con Dios, suspira por habitar en la gloria eterna, porque sencillamente para eso hemos sido creados; siendo de esta manera, que nuestra estadía en la tierra es solo una peregrinación a nuestra patria el paraíso.
Meditemos y reflexionemos con calma como el Espíritu de Dios habita en nosotros por la gracia, ¿qué hemos hecho para merecer tal dignidad?... ¿Cómo es posible que nuestros cuerpos sean miembros de Cristo?...
Roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne concedernos las gracias necesarias para vivir santamente, trabajemos con ahínco en nuestra vida espiritual, cumplamos con nuestras obligaciones de estado, y perseveremos hasta el fin de nuestra vida en la gracia de Dios.