17 Oct
17Oct

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, el apóstol san Pablo, nos dice: "Para que Cristo more por la fe en vuestros corazones, arraigados y cimentados en caridad." Efesios III, 17; de aquí la importancia de conocer la fe revelada por nuestro Divino Redentor, y propuesta por la Iglesia Católica para ser creída como tal, lo cual se encuentra sucintamente resumido en el Credo.

Por la fe nos unimos al cuerpo místico de la Iglesia, a la reinante y a la purgante; es la fe la que nos da la vida sobrenatural, es la que nos permite conocer a Dios en su unidad de naturaleza y trinidad de personas, primer principio y fin último nuestro; es la fe la que nos enseña que Jesucristo es nuestro redentor y medianero, que es el Hijo de Dios eterno, hecho hombre para salvarnos, quien fundo la santa Iglesia Católica para continuar con su obra redentora hasta la consumación de los tiempos.  

"La fe es una virtud teologal que inclina a nuestro entendimiento, por medio del influjo de la voluntad y de la gracia, a prestar firme asentimiento a las verdades reveladas, por la autoridad de Dios que las revela." Tanquerey, compendio de teología ascética y mística, No. 1170. 

La fe es tan importante que es el fundamento de la vida espiritual, es la que nos hace participar del conocer de Dios, quien nos lo comunica, es la que nos enseña que Dios es nuestra fortaleza y nuestro sostén, y que no hemos de temer, aunque el mundo y el demonio se junten contra nosotros; la fe es un manantial de consuelos, no solo en las tribulaciones y humillaciones, sino también cuando perdemos a nuestros seres queridos; es por la fe que conocemos que nuestra patria es el paraíso, la existencia del infierno para quien muere apartado de la gracia de Dios; en síntesis, la fe nos une con Dios, y nos hace participar de su conocer y de su vivir.   

"La fe, enderezando nuestra alma hacia Dios y hacia nuestro Señor Jesucristo, es causa de que podamos hacer todos nuestras obras con miras sobrenaturales; y también, poniéndonos delante de nuestros ojos nuestra inutilidad y la omnipotencia divina, nos mueve a orar con fervor para alcanzar la gracia." Tanquerey, compendio de teología ascética y mística, No. 1179, D, b. 

La fe es el fundamento de la oración, es por la que tenemos certeza que Dios escucha nuestras súplicas, es por la que alcanzamos la intercesión de la bendita Madre de Dios, de los bienaventurados, la comunión de los Santos; en fin, es la que nos permite conocer que Dios mora en nuestra alma por la gracia, y que podemos ayudar con nuestra oración a los vivos y a los difuntos. 

Roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne fortalecernos en la fe revelada por Dios y propuesta por la santa Iglesia para ser creída como tal, invoquemos al Espíritu Santo para que infunda en nosotros el fuego de su amor. 


Dios te bendiga.



Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.