08 Jun
08Jun

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, la vida espiritual requiere tiempo, dedicación, esfuerzo, para alcanzar una estabilidad, lo cual no asegura la perseverancia, ni los errores propios de la naturaleza humana; por ello debemos hacer todo como si solo dependiera de nosotros, pero esperar todo de Dios, como si solo dependiera de Él. Es aprender a conjugar la totalidad de nuestros esfuerzos con la confianza en Dios nuestro Señor.

"En tí, Señor, he esperado, no quede yo corrido para siempre: En tu justicia líbrame, y escápame. Inclina a mí tu oreja, y sálvame. Seas para mí un Dios protector, y un lugar fortalecido; para hacerme salvo, porque mi firmeza, y mi refugio eres tú." Salmo LXX.  

El crecimiento espiritual es lento, requiere de muchos cuidados, dedicación, esmero; las tentaciones a veces son abruptas, repentinas; pero es la gracia de Dios la que nos preserva del mal, las que nos cuida en la tribulación, la que hace dar fruto en nuestra alma; por ello debemos hacer todo nuestro esfuerzo conforme a nuestra capacidad, dones y talentos, pero esperarlo todo de Dios nuestro Señor. 

"Yo soy la vid, vosotros los sarmientos, el que está en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada. El que no estuviere en mí será echado fuera, así como el sarmiento, y se secará, y lo cogerán, y lo meterán en el fuego, y arderá." San Juan XV, 5.  

Debemos edificar nuestro edificio espiritual tomados de la mano con Dios nuestro Señor, esforzarnos al ciento por uno cada día en configurarnos con Cristo, morir a los intereses de la carne, y vivir para el espíritu, llevar el buen olor de Cristo, llevar en nuestra alma la presencia de la Santísima Trinidad, santificar nuestras obras ordinarias por la presencia de nuestro Señor en nosotros por la gracia, de tal suerte, que podamos decir con el apóstol san Pablo: Y vivo, ya no yo, más vive Cristo en mí. 

"Si el Señor no diere firmeza y felicidad a una casa o a una familia, en vano trabajarán los que se afanen y desvelen por establecerla y aumentarla. Si el Señor no tomare por su cuenta la defensa de una ciudad, o de un estado, inútiles serán todos los desvelos de los príncipes y magistrados, que lo gobiernan." Salmo CXXVI. 

Queridos hermanos, hagamos el santo propósito de reformar nuestra vida, de esforzarnos en caminar de la mano con Dios nuestro Señor, pidamos las gracias necesarias al Espíritu Santo, roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne bendecirnos con su mano maternal y amorosa, para llevar nuestra cruz en pos de nuestro Señor Jesucristo. 


Dios te bendiga.



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