07 Jun
07Jun

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, en medio del universo de ideas, de modas, intereses políticos y económicos, debemos enfocarnos en el asunto más importante de nuestra vida, a saber: la salvación eterna de nuestra alma; no perdamos el motivo de nuestra estadía en la tierra, no distraernos del fin de nuestra existencia. "Salvada el alma, todo está salvado; perdida el alma, todo está perdido, y perdido para siempre." 

De alguna manera nos vemos afectados por la crisis económica, por las enfermedades, por los acontecimientos en nuestro país y en el mundo entero, por las flaquezas de nuestra humana naturaleza; pero, con nuestros dones y talentos, ocupémonos de nuestra eterna salvación, cuidemos de cumplir nuestras obligaciones de estado, atendamos a nuestra salud espiritual. "Buscad pues primeramente el reino de Dios, y su justicia: y todas estas cosas os serán añadidas." San Mateo VI, 33.   

Empecemos por apartarnos del pecado, por vivir en gracia de Dios, pongamos orden en nuestra vida, vivamos católicamente, y las demás cosas se darán por añadidura. 

Tengamos la piadosa costumbre de frecuentar con recta intención la confesión, la sagrada comunión, la devoción a la santa Misa, vivir bajo la protección de la augusta Madre de Dios, implorar el auxilio de los Santos de nuestra particular devoción, tener lectura espiritual, meditación de las verdades eternas, examen de nuestra conciencia; en síntesis, vivir cristianamente, llevar el buen olor de Cristo. "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en más abundancia". San Juan X. 10. 

Consagrémonos al sagrado Corazón de Jesús, imploremos las luces del Espíritu Santo, encomendémonos a la santísima Virgen María, pidamos fervorosamente su protección, nos alcance las gracias necesarias para vivir en amistad con nuestro Señor Jesucristo. 

"¿Quién entre todos los bienaventurados podrá competir con la augusta Madre de Dios en el poder y en la gracia de intercesión? ¿Acaso hay alguno que pueda ver más claramente en el Verbo eterno, las calamidades que sufrimos y las cosas que necesitamos? ¿A quién se le dio mayor poder para atraernos la misericordia de Dios?" SS Papa León XIII, encíclica: "Augustissima Virginis" No. 9,  12 de septiembre de 1897. 


Dios te bendiga.



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