19 Mar
19Mar

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, debemos determinarnos a seguir los pasos de nuestro divino Redentor, a cargar con nuestra cruz y seguirlo cada día, a vivir un catolicismo auténtico, congruente, eficaz... "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame." San Mateo XVI, 24. 

Es un llamamiento universal, pero pocos se niegan a sí mismos, toman su cruz de cada día, y siguen el santo Evangelio. Es un compromiso personal, para todos los estados de vida, pero pocos corresponden.

Basta la gracia de Dios y la libre voluntad de nosotros para seguir el llamamiento divino a la eterna bienaventuranza, pero hay tantos motivos, argumentos y pretextos para aplazar la conversión, para no determinarnos a seguir el sagrado Evangelio. 

Es una quimera esperar a tener la salud ideal, las pasiones dominadas, solvencia económica, circunstancias a mi gusto para seguir a nuestro Señor Jesucristo. 

No pongamos pretextos, ni pretendamos seguir a Jesús con nuestras condiciones particulares, y hasta donde nosotros queramos, porque eso no está inspirado en la caridad, sino en el amor propio.

"Y todos comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una granja, y necesito ir a verla, te ruego me tengas por excusado. Y dijo otro: He tomado mujer, y por eso no puedo ir allá." San Lucas XIV, 18. 

Roguemos a la Santísima Virgen María, nos alcance las gracias necesaria para tomar nuestra cruz con determinación, pidamos la intercesión de los Santos,  perseveremos en esta santa resolución.

"No es posible expresar cuánto estima la Santísima Virgen el Rosario sobre todas las demás devociones y cuán magnánima es al recompensar a quienes trabajan para predicarlo, establecerlo y cultivarlo". San Luis María G. de Montfort, El secreto del Rosario, Rosa VIII. 


Dios te bendiga.



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