15 Jan
15Jan

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, el santo Evangelio de este domingo nos habla sobre el poder de intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, como en las bodas de Cana, al advertir que se terminaba el vino, intercedió ante su Hijo para que hiciera el primer milagro, convirtiendo el agua en vino.

"Tan dueña es María de los bienes de Dios, que da a quien quiere, cuanto quiere y como quiere todas las gracias de Dios, todas las virtudes de Jesucristo y todos los dones del Espíritu Santo, todos los bienes de la naturaleza, de la gracia y de la gloria." San Luis María G. de Montfort, "El amor de la sabiduría eterna", capítulo XVII, No. 207. 

Nosotros debemos tener una especial devoción a la augusta Madre de Dios, porque es tanto su poder de intercesión, que san Bernardo asegura que ningún devoto de María se puede condenar; pues debemos aplicarnos en obtener la verdadera devoción a la Reina de los ángeles, refugio de los pecadores, consoladora de los afligidos. 

Para ejercitarnos, entender, y llevar a la práctica la verdadera devoción a nuestra Señora, es muy de aconsejar estudiar el pequeño libro de san Luis María G. de Montfort, titulado: "Tratado de la verdadera devoción", y "el secreto del santo Rosario", así como el libro de san Alfonso María de Ligorio: "Las glorias de María"; estos libros meditados y reflexionados pausadamente nos han de llevar a amar y consagrarnos a la bendita Madre de Dios.

"Aún cuando os hallaseis en el borde del abismo o tuvieseis ya un pie en el infierno; aunque hubieseis vendido vuestra alma al diablo; aun cuando fueseis un hereje endurecido y obstinado como un demonio, tarde o temprano os convertiréis y os salvaréis, con tal que (lo repito, y notad las palabras y los términos de mi consejo) recéis devotamente todos los días el Santo Rosario hasta la muerte, para conocer la verdad y obtener la contrición y el perdón de vuestros pecados." San Luis María G. de Montfort, El secreto del Rosario. 

Aprovechemos el tiempo que la Providencia nos concede para vivir la verdadera devoción a la santísima Virgen María, que es un medio seguro de alcanzar la bienaventuranza eterna, para lo cual es muy importante tener el sustento intelectual sobre la doctrina de la Iglesia, la cual nos enseña del gran poder de intercesión que tiene la Reina de los ángeles, pues asegura santo Tomás que tiene más poder que todos los bienaventurados juntos, pues es la única que es Madre de Dios. 

Roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne concedernos la verdadera devoción a su sagrada realeza, mueva nuestra voluntad para estudiar el tratado de la verdadera devoción, y nos conduzca bajo su manto sagrado hasta llegar a la gloria eterna. 


Dios te bendiga.



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