Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, es necesario aprender a perdonar, perdonarnos, olvidar, y dejar las cosas en las manos de Dios, dejar el pasado en paz. Nos hace mucho daño alimentar rencores, avivar afrentas, recordar lo negativo que nos ha sucedido.
Aprendamos del Padre Nuestro: "perdona nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores", así como queremos que se nos perdone, debemos perdonar, olvidar, y sacar el mejor provecho de la permisión divina: "¿Si de la mano de Dios hemos recibido los bienes, por qué no recibiremos los males?" Job II, 10.
¿Cómo queremos que Dios nos perdone, si no perdonamos de corazón?... ¿Cómo habitará Dios en un alma que trama venganza?... ¿Cómo vivir en paz si no perdonamos?...
Es doctrina común de los Santos, aceptar las cosas que nos ocurran como venidas de la mano de Dios, que en su Providencia son queridas o permitidas por el Autor de nuestras vidas, y debe redundar en nuestro bien espiritual conforme a la sentencia de san Pablo: "Y sabemos también, que a los que aman a Dios, todas las cosas les contribuyen al bien". Romanos VIII, 28.
No limitarnos a determinar si fue justo o injusto lo que nos aconteció, sino, ver la permisión divina para sacar provecho de humildad, para combatir nuestro amor propio, para conocer la fragilidad humana, y de tantas enseñanzas donde la tribulación nos acerca a Dios nuestro Señor.
Roguemos a la santísima Virgen María, nos conceda la gracia de aprender a perdonar, a vivir en paz; invoquemos el patrocinio de los Santos en bien de nuestras necesidades materiales y espirituales.