Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, en la vida podemos haber cometido errores y descalabros por inadvertencia, tal vez malicia, falta de experiencia; pero tenemos la misericordia de Dios que nos da la oportunidad de enmendar nuestro caminar, de reparar lo que sea reparable, de expiar nuestros pecados con la cruz de cada día, y de vivir en estado de gracia.
Algunas almas lamentablemente se han quedado en el camino derrotadas, sin aliento para levantarse y seguir el camino de la perfección cristiana, por no perdonarse o no aceptar que somos simples seres humanos con fortalezas y debilidades, y que debemos valorar el sacramento de la penitencia que la infinita misericordia de Dios nos concede a través de los sacerdotes.
"Cuando tu corazón caiga, levántalo suavemente, humillándote mucho en la presencia de Dios con el conocimiento de tu miseria, sin asombrarte de tu caída, pues no es de admirar que la enfermedad sea enferma, la flaqueza sea flaca y la miseria miserable. Pero detesta con todo tu corazón la ofensa que has hecho a Dios, y lleno de valor y confianza en su misericordia, vuelve a emprender el camino de la virtud que habías abandonado." San Francisco de Sales, introducción a la vida devota; José Tissot, el arte de aprovechar nuestras faltas, capítulo I, página 18.
Claro está, que no siempre obtendremos el perdón y la aceptación de las personas con las que hallamos tenido roces en nuestro caminar, aun cuando se haga lo necesario humanamente hablando por reparar los errores y faltas, pero lo importante es sanar nuestra alma, recuperar la gracia de Dios, vivir el espíritu del Evangelio, llevar el buen olor de Cristo, a pesar de lo accidentado que pueda haber sido nuestro camino.
En esto debemos ser muy objetivos, ocuparnos de lo nuestro, y que poco o nada nos debe interesar las alabanzas, los reconocimientos, y la amistad de algunas personas, pues a fin de cuentas, es sumamente complejo ser el amigo de todos.
"Bueno es que padezcamos a veces contradicciones, y que sientan de nosotros mal e imperfectamente, aunque hagamos bien y tengamos buena intención. Estas cosas de ordinario nos ayudan a ser humildes, y nos apartan de la vana gloria." Imitación deCristo I, XII, 1.
Bueno es entregarnos al retiro espiritual para hacer un análisis de nuestra vida, de los dones y talentos que hemos recibido de la Providencia, de los descalabros y de lo mucho que nos falta por avanzar en la vida espiritual, de ser generosos en perdonar y olvidar las afrentas que nos hayan podido inferir de buena o mala voluntad, al fin de cuentas es parte de nuestra cruz durante nuestra estadía en la tierra.
Aprendamos de nuestros errores para ser buenos samaritanos con nuestros hermanos, para aconsejar con mayor prudencia a quien lo solicite, para ser más precavidos en nuestro proceder en el camino a la eternidad, que tarde que temprano debemos entregar cuentas a Dios nuestro Señor.
Roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne bendecirnos, concedernos la gracia de un director espiritual, la inteligencia y la voluntad para vivir el espíritu del Evangelio hasta entrar en la patria eterna.