03 Oct
03Oct

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, hemos sido creados para vivir eternamente con Dios en el cielo, nuestra patria es el paraíso, la presente estadía en la tierra es por un tiempo indefinido, que debemos aprovechar para nuestra salud espiritual, para merecer la bienaventuranza eterna; por esta razón, debemos servirnos de las cosas del mundo para nuestra salvación.

  • "Las cosas de este mundo fueron dadas al hombre para que le ayuden a conseguir su fin, que de ellas tanto debemos usar cuanto sirven al fin, y tanto dejar o quitar cuanto nos impiden." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales. 

  • "Realmente, las cosas de acá no son más que medios o instrumentos de que nos debemos valer para llegar al término." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales.

Debemos tener en claro que nuestro paso por la presente vida se termina con la muerte, cuyo día y hora es incierto, pero debemos prepararnos con una vida católica en gracia de Dios, dando fruto de nuestros dones y talentos para bien nuestro y de nuestro prójimo, avanzar hacia el Reino con un paso firme en la virtud, aprovechar el tiempo que tenemos para lo que realmente hemos sido creados: ser santos. 

Tenemos que luchar contra los tres enemigos del alma: el mundo, el demonio, y la carne; los cuales hacen alianza para precipitarnos en el infierno, para apartarnos de la caridad de Cristo, pero Dios en su infinito amor nos concede su gracia para vivir santa y piadosamente, para lo cual es necesario mover nuestra voluntad instruida por la razón, la cual debe estar fundada en la fe. 

Es laudable que pidamos al Espíritu Santo el don de la fortaleza para sobreponernos a las miserias de nuestra concupiscencia, para sacar ventaja aún de nuestros propios desaciertos y errores en la vida, para no desalentarnos ante las tentaciones o pecados en que por fragilidad podamos incurrir, para dedicarnos con inteligencia a nuestra vida espiritual. 

Fortaleza que requerimos para combatir contra los espíritus del mal esparcidos por los aires, fortaleza para sostenernos en la fe, para aumentar nuestra caridad, para entregarnos a nuestra santificación con paciencia, inteligencia, y humildad. 

"Porque nosotros no tenemos que luchar contra la carne, y la sangre: sino contra los principados, y potestades, contra los gobernadores de estas tinieblas del mundo, contra los espíritus de maldad en los aires. Por tanto tomad toda la armadura de Dios; para que podáis resistir en el día malo, y estar cumplidos en todo." Efesios VI, 12. 

Roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne fortalecernos en la fe, sostenernos en la tribulación, socorrednos en nuestras flaquezas, y auxiliarnos en la hora de nuestra muerte. 


Dios te bendiga.


  

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.