"No te ruego, que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, así como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos con tu verdad. Tu palabra es la verdad." San Juan XVII, 15.
No te desalientes ante tus miserias y limitaciones personales, ante la rudeza o torpeza que puedas tener en las cosas espirituales, lo importante, es la disposición de espíritu para ofrecerse a Dios.
"Díjoles Jesús: ¿Por qué sois tan tímidos y de tan poca fe? Levantóse entonces e impero a los vientos y al mar, y siguióse una gran bonanza." San Mateo.
"Bueno es que padezcamos a veces contradicciones, y que sientan de nosotros mal e imperfectamente, aunque hagamos bien y tengamos buena intención." Imitación de Cristo.
Detesta con todo tu corazón la ofensa que has hecho a Dios, y lleno de valor y confianza en su misericordia, vuelve a emprender el camino de la virtud.
"¡Tarde te amé, Belleza siempre antigua y siempre nueva! Tarde te amé. Tú estabas dentro de mí, pero yo andaba fuera de mí mismo, y allá afuera te andaba buscando." San Agustín.