17 Aug
17Aug

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, podemos hacer todos los esfuerzos por agradar a Dios, por llevar una vida santa, por alcanzar la perfección conforme a nuestro estado, talentos, y vocación; pero no olvidemos que forzosamente requerimos de la gracia, que nuestras obras ordinarias deben estar sobrenaturalizadas por la presencia de la Santísima Trinidad en nuestra alma, unida a la recta intención. 

"La gracia santificaste convierte al justo en templo del Espíritu Santo (sentencia cierta)". Ludwig Ott, Manual de teología dogmática, página 396.

El hombre por sí mismo, que es concebido en pecado original, no es miembro de la Iglesia porque le falta el sagrado bautismo, no puede por sus propias fuerzas naturales alcanzar la eterna bienaventuranza, por esto Dios en su infinita misericordia quiso redimirnos en la santa Cruz, perpetuar su sacrificio en la santa Misa, morar en cada uno de nosotros por la gracia, de tal suerte, que nuestra recta intención unida a la gracia de Dios, pueda merecer la salvación eterna, ser parte de la comunión de los Santos, ser templos vivos de la augusta Trinidad.

"En el estado de pecado original, el hombre se halla privado de la gracia santificante y de todas sus secuelas, así como también de los dones preternaturales de integridad (de fe por lo que respecta a la gracia santificante y al don de inmortalidad; Dz 788 s)." Ludwig Ott, manual de teología dogmática, página 190. 

"Pues mira que yo he sido concebido en iniquidades, y en pecados me concibió mi madre." Salmo L, 7. 

"Las almas que salen de esta vida en estado de pecado original están excluidas de la visión beatifica de Dios (de fe)" Ludwig Ott, manual de teología dogmática, página 191.  

Cuanto debemos estimar la infinita misericordia de Dios, que nos ha redimido con su pasión y muerte, que ahora solo basta nuestra libre cooperación a la gracia para alcanzar el paraíso celestial. 

"Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra. Y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama, no guarda mis palabras. Y la palabra que habéis oído, no es mía: sino del Padre, que me envió." San Juan XIV, 23. 

Cuanto debemos estimar el santo bautismo, la vida en gracia de Dios, la eficacia de los sacramentos, el perdón de los pecados, los frutos sobrenaturales de la santa Misa, la intercesión de la bienaventurada Virgen María, el patrocinio de los Santos, los medios de salvación que nos otorga la santa Iglesia Católica; en fin, es necesaria nuestra libre voluntad para unirse a la gracia de Dios para sobrenaturalizar nuestra vida ordinaria. 

Lo más importante, queridos hermanos, es vivir en gracia de Dios, ocuparnos de nuestra santificación, siendo este el medio como podemos ayudar a nuestros semejantes eficazmente, es esta la caridad bien entendida que busca en todo nuestro bien eterno y temporal, que respeta los derechos de Dios, que convierte las obras ordinarias en sobrenaturales por el influjo de la gracia en nuestra alma. 

Roguemos a la augusta Madre de Dios, nos conceda vivir en gracia, sobrenaturalizar nuestras obras ordinarias, ayudar eficazmente a los vivos y difuntos, unirnos a la comunión de los Santos para ser cooperadores de la salvación eterna de las almas. 


Dios te bendiga.


 

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