17 Jan
17Jan

Queridos hermanos en Nuestro Señor Jesucristo, debemos vivir nuestra vida con alegría cristiana en medio de las dificultades propias de nuestra condición humana, frente a las tentaciones, miserias y calamidades a que estamos expuestos por nuestro tránsito en la tierra, sabedores que nuestra patria es el paraíso. 

Lo que debemos procurar es vivir siempre en compañía de Jesucristo Nuestro Divino Redentor, por eso decía santa Teresa de Jesús: "Teresa con Jesús todo lo puede, Teresa sin Jesús nada puede"; lo que debemos evitar en nuestra vida es el verdadero peligro, el grave mal que es el pecado que nos despoja de la amistad de Dios y nos expone a condenarnos eternamente: "El estipendio y paga del pecado, es la muerte." Romanos VI, 23.

Tiene muchas recompensas una vida cristiana en el presente, por ello vale la pena esforzarnos en dominar nuestras pasiones, educar nuestra voluntad, cristianizar nuestro entendimiento, para gozar ya desde ahora de la paz de los hijos de Dios. 

"Y por cuanto vosotros sois hijos, envió Dios a vuestros corazones el espíritu de su hijo, el cual nos hace exclamar: Abba, esto es, Padre mío. Y así, ninguno de vosotros es ya siervo, sino hijo. Y siendo hijo, es también heredero de Dios." Gálatas IV, 6. 

Imploremos la protección de la Santísima Virgen María, roguemos su amparo para vivir cristianamente, mediante el rezo atento y pausado del Santo Rosario, medio seguro de santificación, puerta del cielo, remedio de los males presentes y auxilio de los cristianos: 

"Aún cuando os hallaseis en el borde del abismo o tuvieseis ya un pie en el infierno; aunque hubieseis vendido vuestra alma al diablo; aun cuando fueseis un hereje endurecido y obstinado como un demonio, tarde o temprano os convertiréis y os salvaréis, con tal que (lo repito, y notad las palabras y los términos de mi consejo) recéis devotamente todos los días el Santo Rosario hasta la muerte, para conocer la verdad y obtener la contrición y el perdón de vuestros pecados." San Luis María G. de Montfort, El secreto del Rosario.  


Dios te bendiga.



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