Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, en esta vida se define nuestra eternidad, la muerte es el umbral de la vida eterna, nuestra libre elección nos ha de conducir al cielo o al infierno.
Debemos poner los medios para nuestra salvación eterna, es decir, estar bautizado y cumplir los mandamientos de la ley de Dios, para ello debemos utilizar el libre albedrío, la inteligencia y la voluntad de que hemos sido dotados por el Autor de nuestra vida, de tal manera, que nuestras obras sean la manifestación de nuestra fe, que nuestra libertad tome el camino de la conquista del Reino.
"¿No sabéis que los inicuos no poseerán el reino de Dios? No os engañéis, pues ni los fornicarios, ni los adoradores de ídolos, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los de pecados nefandos, ni los ladrones, ni los avaros, ni los dados a la embriaguez, ni los maldicientes, ni los robadores poseerán el reino de Dios." Corintios VI, 9.
Es muy importante conocer la doctrina católica, el santo Evangelio, las enseñanzas de nuestro Divino Redentor, para poder manifestar la fe que profesamos, para que nuestras obras manifiesten que somos hijos de la luz: "¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?" Corintios VI, 15.
Debemos utilizar nuestra inteligencia para conocer la verdad, nuestra voluntad para hacer las obras conforme a nuestra fe, y nuestra libertad para elegir el camino que nos conduzca al puerto de salvación.
Por esto la Iglesia nos propone la meditación frecuente de las verdades ternas, la lectura espiritual, el recogimiento espiritual, porque son las condiciones donde el alma se fortalece, donde se ilustra la inteligencia, se mueve la voluntad, y obra en consecuencia la libertad de los hijos de Dios.
"Si quieres entrar en la vida, guarda mis mandamientos. Si quieres conocer la verdad, créeme a Mí. Si quieres ser mi discípulo, niégate a ti mismo. Si quieres poseer la vida bienaventurada, desprecia la presente. Si quieres ser ensalzado en el cielo, humillante en el mundo. Si quieres reinar conmigo, lleva la cruz conmigo. Porque solo los siervos de la Cruz hallan el camino de la bienaventuranza y de la luz verdadera." Imitación de Cristo, III, LVI, 2.
Empecemos por cosas pequeñas, las cuales nos llevaran a las grandes, iniciemos por leer una página de un libro espiritual, por una parte del santo Rosario, por una pequeña mortificación, por elecciones conforme a las enseñanzas del Evangelio, en fin, no pretendamos competir ni compararnos con nuestros hermanos, cada uno que vaya a su paso, edificándonos mutuamente, alegrándonos de servir a Dios nuestro Señor.
"¿Cuándo, cuándo acabaré de decidirme? ¿Lo voy a dejar siempre para mañana? ¿Por qué no dar fin ahora mismo a la torpeza de mi vida?" San Agustín, confesiones, capítulo XII, página 154.
Roguemos a la augusta Madre de Dios, se digne iluminar nuestra inteligencia, mover nuestra voluntad, dirigir nuestra libertad, para vivir amando y sirviendo a Dios nuestro Señor en la presente vida, y gozando eternamente de Él en la eternidad.
Dios te bendiga.