"No te ruego, que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, así como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos con tu verdad. Tu palabra es la verdad." San Juan XVII, 15.
"Las cosas de éste mundo fueron dadas al hombre para que le ayuden a conseguir su fin, 'que de ellas tanto debemos usar cuanto sirven al fin, y tanto dejar o quitar cuanto nos impiden'."
"El Espíritu Santo habita en el alma del justo no sólo por medio de la gracia creada, sino también con su sustancia increada y divina (inhabitatio substantialis sive personalis)".
"Luego mi fin no son precisamente las riquezas, los honores, las delicias; representar un papel brillante en el mundo, lucir, gozar, sino principalmente y ante todo servir a Dios; y servirle, no a mi antojo y capricho, sino como Él quiere que le sirva."
"Las cosas de este mundo fueron dadas al hombre para que le ayuden a conseguir su fin, 'que de ellas tanto debemos usar cuanto sirven al fin, y tanto dejar o quitar cuanto nos impiden'."
"Las cosas de éste mundo fueron dadas al hombre para que le ayuden a conseguir su fin, que de ellas tanto debemos usar cuanto sirven al fin, y tanto dejar o quitar cuanto nos impiden."
"Sano o enfermo, rico o pobre, sabio o ignorante, honrado o despreciado, con éste o con aquél genio, con muchos o pocos dones, aptitudes y talentos, puedo alabar, hacer reverencia y servir a Dios"
"Por tanto, hermanos, somos deudores no a la carne, para que vivamos según la carne. Porque si vivieres según la carne, moriréis: mas si por el espíritu hiciereis morir los hechos de la carne, viviréis".