17 Apr
17Apr

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, en ocasiones nos envolvemos con gran facilidad en discusiones, disensiones, dificultades que ocurren en nuestro entorno, con grave prejuicio para nuestra salud espiritual; bien afirma San Ignacio de Loyola: "Las cosas de éste mundo fueron dadas al hombre para que le ayuden a conseguir su fin, que de ellas tanto debemos usar cuanto sirven al fin, y tanto dejar o quitar cuanto nos impiden." Ejercicios espirituales. 

Normalmente, cuando nos inmiscuimos, tendemos a descuidarnos, a disiparnos, con perdida de la paz espiritual, agitaciones interiores que suelen mezclarse con faltas de caridad, juicios temerarios, errores de pensamientos; en fin, menoscabo de la vida espiritual, y ¿a cambio de qué?, ¿cuál es la ganancia?... Difícilmente hay ganancia espiritual.

"No se debe dar crédito a cualquier palabra ni a cualquier espíritu; mas con prudencia y espacio se deben, según Dios, examinar las cosas. Mucho es de doler que las más veces se cree y se dice el mal del prójimo que el bien ¡Tan flacos somos! Mas los varones perfectos no creen de ligero cualquier cosa que les cuentan; porque conocen la flaqueza humana, inclinada al mal y muy deleznable en las palabras." Imitación de Cristo I, IV, 1º.    

Tenemos un fin muy claro, al cual debemos apegarnos en nuestros pensamientos, acciones, y deseos, a saber: "El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales. 

Cuidemos de vivir en gracia de Dios, ocupémonos de nuestra vida espiritual, vigilemos nuestros sentidos, ordenemos nuestra vida, en fin: no distraernos en bagatelas o discusiones estériles, en las cuales muchas almas suelen instalarse. "La voluntad de Dios es vuestra santificación". Tesalonicenses IV, 3.

Roguemos a la santísima Virgen María, nos ayude a concentrarnos en nuestra vida, a poner atención a nuestra salud espiritual, a dejar lo que no ayuda a nuestra santificación. 

"Vela sobre tí mismo, y sobre la doctrina, persevera en estas cosas. Porque haciendo esto te salvarás a ti mismo, y a los que te oyeren." San Pablo a Timoteo IV, 16.


Dios te bendiga.



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