Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, tenemos acceso a muchísima información, la facilidad de inmiscuirnos en diversos asuntos de todo género, apasionarnos en las causas que consideremos justas, además de nuestras obligaciones de estado y compromisos cotidianos.
Todo esto tiene un impacto en nuestra lucidez espiritual, en nuestro diálogo con Dios nuestro Señor, en la tranquilidad de espíritu, en la pureza de intención, porque somos un compuesto de alma y cuerpo.
"Hijo, no te muevan los dichos agudos y limados de los hombres, porque no consiste el reino de Dios en palabras, sino en virtud. Mira mis palabras, que encienden los corazones y alumbran los entendimientos, provocan a compunción y traen muchas consolaciones... Estudia en mortificar los vicios; porque más te aprovechará esto que saber muchas cuestiones dificultosas." Imitación de Cristo III, XLIII, 1.
Cuidemos las ventanas de nuestra alma, no todo nos aprovecha ni es necesario para nuestra salud espiritual: "Cuantas cosas hay en el mundo pueden servir de instrumentos al fin, pero no todas arman a todos ni son útiles en todos los tiempos." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales.
¿Cómo es nuestro diálogo con Dios nuestro Señor? ¿Cómo va nuestra oración, meditación, lectura espiritual, examen de conciencia?... Es difícil tener un espíritu sosegado en una vida disipada.
Por esto, es necesario en cuanto a la humana naturaleza le es concedido, administrar lo que vemos, nuestras pláticas, en síntesis, el tipo de vida que tenemos, porque está íntimamente relacionado con nuestra vida espiritual.
"No se harta el ojo de ver, ni la oreja se hinche de oír. No hay cosa nueva debajo del sol... Los perversos con dificultad se corrigen, y el número de los necios es infinito." Eclesiastés I, 8.
Pidamos las luces del Espíritu Santo para mejor conducirnos, procuremos fortalecernos con la frecuencia de los sacramentos, invoquemos vivamente a la Santísima Virgen María, pidamos la intercesión de los Santos, para vivir conforme a la voluntad de Dios nuestro Señor en los días de paz y de adversidad.