Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, vivimos en el mundo por disposición divina, debemos usar tanto cuanto, nos aproveche para nuestra eterna salvación; en cada incidente, suceso, o contratiempo, debemos tener una ocasión de merecimiento para la eternidad, de tal manera, que plasmemos en nuestra vida las palabras del Apóstol: "Y sabemos también, que a los que aman a Dios, todas las cosas les contribuyen al bien". Romanos VIII, 28.
Vemos en la vida del santo Job, como la enfermedad, la pobreza, la muerte y el abandono, redundo en su santificación, viendo en estos hechos desagradables a la naturaleza humana, un medio para su salvación eterna, viendo la permisión divina que por medio de esos sucesos buscaba un bien sobrenatural.
"Vino a Job un mensajero, que le dijo: Los bueyes estaban arando, y las borricas paciendo junto a ellos, y acometieron los Sabéos, y se llevaron todo, y han pasado cuchillo a los mozos, y yo solo he escapado para darte la noticia. Y estando aún hablando éste, llego otro, y dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, e hiriendo a las ovejas y a los pastores los consumió, y escapé yo solo para darte la noticia. Y mientras que éste aún hablaba, llegó otro, y dijo: Los Caldeos formaron tres cuadrillas, y dieron sobre los camellos, y se los llevaron, y también pasaron a cuchillo a los mozos, y yo solo escapé a darte la noticia.
Aún estaba hablando éste, y he aquí que entró otro, y dijo: Estando comiendo tus hijos e hijas, y bebiendo vino en la casa de su hermano el primogénito, se dejó caer de improviso un viento impetuoso de la parte del desierto, y estremeció las cuatro esquinas de la casa, la cual cayendo oprimió a tus hijos, y murieron, y escapé yo solo para darte la noticia. Entonces Job se levantó, y rasgó sus vestiduras, y repelada la cabeza, postrándose en tierra, adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá: El Señor lo dió, el Señor lo quitó: Como agradó al Señor, así se ha hecho, bendito sea el nombre del Señor. En todas estas cosas no pecó Job con sus labios, ni habló contra Dios alguna cosa necia." Job I, 14-22.
¿Qué desgracias nos han acontecido como al santo Job?... ¿Cómo nos comportamos ante los incidentes desagradables de cada día?... Dignos de meditación son estos versículos del santo Job, para reflexionar sobre nuestra vida.
Consideremos los medios de santificación que tenemos cada día, tanto prósperos como adversos; en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, en la vida larga y en la vida corta, podemos y debemos aprovecharnos para merecer la eterna bienaventuranza.
Roguemos a la augusta Madre de Dios, nos alcance las gracias necesarias para vivir santamente, nos dé la perseverancia final, y mueva nuestra voluntad para buscar los bienes eternos.