Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, el santo Evangelio de este domingo de Pasión, es digno de meditarlo detenidamente: "Si os digo la verdad, ¿por qué no me creéis? El que es de Dios, oye las palabras de Dios. Por eso vosotros no las oís, porque no sois de Dios. Los judíos respondieron, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres Samaritano, y que tienes demonio? Jesús respondió: Yo no tengo demonio, más honro a mi Padre, y vosotros me habéis deshonrado." San Juan VIII, 46.
Debemos creer y obrar en consecuencia porque somos templo de Dios: "¿No sabéis, que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" Corintios III, 16.
Hemos sido consagrados a Dios el día del santo bautismo, la Santísima Trinidad mora en nosotros por la gracia: "Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él." San Juan XIV, 23.
Por eso debemos amarnos en caridad, porque somos templo de Dios, somos llamados a vivir eternamente en el cielo, nuestra estadía en la tierra solo es un paso a la eternidad, ¡cuánto debemos estimar la gracia de Dios!, debemos esforzarnos en alcanzar la eterna bienaventuranza.
"De manera que ya no sois extranjeros, ni advenedizos, sino que sois ciudadanos de los Santos y domésticos de Dios: Edificados sobre el fundamento de los Apóstoles y profetas, en el mismo Jesucristo, que es la principal piedra angular: En el cual todo el edificio que se ha levantado, crece para ser un templo santo en el Señor. En el cual vosotros sois también juntamente edificados, para morada de Dios en Espíritu." Efesios II, 19.
Tomemos la firme resolución de vivir en gracia de Dios, de frecuentar los sacramentos, de tener devoción especial a la santa Misa, de consagrarnos a la augusta Madre de Dios, de pedir con frecuencia la intercesión de los Santos, de dedicar un tiempo para la meditación, la lectura espiritual, la oración, el examen de conciencia; en síntesis, ser templo vivo del Espíritu Santo.
Roguemos a la Santísima Virgen María, nos alcance las gracias necesaria para vivir santamente, la perseverancia final, y la eterna bienaventuranza.
Dios te bendiga.