23 Jan
23Jan

Queridos hermanos en nuestro Señor Jesucristo, en la vida presente, tenemos muchas oportunidades de merecer el cielo con tan solo hacer el bien, particularmente de quienes recibimos algún daño de cualquier género; por el contrario, cuantas oportunidades perdemos por el deseo de venganza, de "justicia"; Nuestro Divino Redentor nos enseña a perdonar de corazón, a poner las cosas en las manos de Dios, y muy en particular, el Apóstol San Pablo nos instruye en su epístola a los romanos: "Por tanto, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer: si tiene sed, dale de beber: porque si esto hicieres, carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza. No te dejes vencer de lo malo: más vence el mal con el bien." Romanos XII, 20. 

Busquemos cada día, todas las oportunidades de ganarnos el cielo con tan solo hacer el bien, mayormente a nuestros contrarios: "Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os quieren mal. Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian... Y si amas a los que os aman, ¿qué mérito tendréis? Porque los pecadores también aman a los que los aman a ellos. ¿Qué mérito tendréis? Porque los pecadores también hacen esto." Lucas VI, 27. 

Para alcanzar la gracia de amar a nuestros enemigos, requerimos forzosamente la ayuda de Dios, para lo cual es muy de aconsejar meditar los sagrados misterios del santo Rosario, contemplar en ellos la vida de nuestro Señor Jesucristo, e implorar el auxilio de la Santísima Virgen María para que obre en nosotros. 

Hagamos el piadoso propósito de rezar cada día a ser posible, el santo Rosario, de preferencia despacio, atenta y devotamente; cuantos bienes hemos de recibir por esta devoción, para bien de nosotros y de quienes nos rodean.

"Aún cuando os hallaseis en el borde del abismo o tuvieseis ya un pie en el infierno; aunque hubieseis vendido vuestra alma al diablo; aun cuando fueseis un hereje endurecido y obstinado como un demonio, tarde o temprano os convertiréis y os salvaréis, con tal que (lo repito, y notad las palabras y los términos de mi consejo) recéis devotamente todos los días el Santo Rosario hasta la muerte, para conocer la verdad y obtener la contrición y el perdón de vuestros pecados." San Luis María G. de Montfort, El secreto del Rosario.  


Dios te bendiga.



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