"Vela sobre tí mismo, y sobre la doctrina, persevera en estas cosas. Porque haciendo esto te salvarás a ti mismo, y a los que te oyeren." San Pablo a Timoteo IV, 16.
El mayor enemigo de la vida espiritual, según el sentir de los autores espirituales, no es el mundo con sus tentaciones, ni el demonio con sus asechanzas, sino el amor desordenado de sí mismo.