"No te ruego, que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, así como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos con tu verdad. Tu palabra es la verdad." San Juan XVII, 15.
"Luego no soy creado para alabarme, honrarme, servirme y regalarme, sino para alabar, hacer reverencia y servir a Dios." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales.