"Vela sobre tí mismo, y sobre la doctrina, persevera en estas cosas. Porque haciendo esto te salvarás a ti mismo, y a los que te oyeren." San Pablo a Timoteo IV, 16.
Son espíritus malos que están condenados para siempre al infierno y que se ocupan continuamente en inducir a los hombres al pecado con el fin de arrastrar sus almas al infierno junto con ellos.
Son espíritus puros e inteligentes que Dios ha creado para adorarle y alabarle en el cielo y para cuidar a los hombres y ayudarlos a salvar eternamente su alma.