"No te ruego, que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, así como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos con tu verdad. Tu palabra es la verdad." San Juan XVII, 15.
"Sano o enfermo, rico o pobre, sabio o ignorante, honrado o despreciado, con este o con aquel genio, con muchos o pocos dotes, aptitudes y talentos, puedo alabar, hacer reverencia y servir a Dios." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales.
"Porque decía Juan a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. Y Herodías le armaba lazos, y le quería hacer morir, pero no podía." San Marcos VI, 18.
"Y se levanto un doctor de la ley, y le dijo por tentarle: Maestro, ¿qué haré para poseer la vida eterna? Y Él le dijo: En la ley ¿qué hay escrito?, ¿cómo lees?" San Lucas X, 25.
"El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma." San Ignacio de Loyola, ejercicios espirituales.
"Mas la que cayó en buena tierra: estos son, los que oyendo la palabra con corazón bueno y muy sano la retienen, y llevan fruto en paciencia." San Lucas VIII, 11.
"Y por esto rogué al Señor tres veces, para que se apartase de mí: y me dijo: te basta mi gracia: porque la virtud se perfecciona en la enfermedad." II Corintios XII, 7.
"Y Simón Pedro le respondió: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido, que tú eres el Cristo el Hijo de Dios." San Juan VI, 69.
"Dos hombres subieron al templo a orar: el uno fariseo, y el otro publicano. El fariseo estando en pié, oraba en su interior de esta manera: Dios, gracias te doy porque no soy como los otros hombres, robadores, injustos, adúlteros: así como este publicano." San Lucas XVIII, 9.