Una pobre pastorcilla amaba tanto a María santísima, que todas sus delicias eran ir a una capilla de la Virgen, que estaba en el monte, en donde hablaba y honraba a la Madre de Dios.
Más informaciónEl Rosario pudo en sus corazones más de lo que hubiera conseguido el abad con sus exhortaciones y autoridad.
Más informaciónEn el año 1578 una mujer de Amberes se entregó al demonio, firmando el acta de entrega con su sangre.
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