21 Jan
21Jan
  1. Las cosas de éste mundo fueron dadas al hombre para que le ayuden a conseguir su fin (el hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios Nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma) “que de ellas tanto debemos usar cuanto sirven al fin, y tanto dejar o quitar cuanto nos impiden”.

  2. “Realmente, las cosas de acá no son más que medios o instrumentos de que nos debemos valer para llegar al término.”

  3. Cuantas –cosas- hay en el mundo pueden servir como de instrumentos al fin, pero no todas arman a todos ni son útiles en todos los tiempos.

  4. “Abrazar la cosa, bien que repugnante, si me ayuda para salvarme, y dejarla, bien que dulce y gustosa, si ha de impedir el bien del alma”.

  5. “Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta”.

  6. “En todo lo demás, solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin a que somos criados.”

  7. Las cosas se deben medir por cuanto le ayuden o estorben a la consecución de su último fin, se sigue que, considerándolas en sí mismas por su respeto y amor no debe inclinarse más a unas que a otras, cualquiera que sean.


Reglas de vida

  1. Que la imaginación y apariencia de los sentidos no deben ser regla de mí obrar.

  2. Tampoco la opinión o máximas del mundo.

  3. Menos aún el gusto o el placer.

  4. Sea mi regla el dictamen de la razón, ilustrada por la fe, que me diga si la cosa de que se trata me conduce o no al fin de mi eterna salvación; y para andar más seguro elija aquello que más me conduzca.



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